¿Exceso de Protección Solar? Lo que nadie te ha contado sobre la vitamina D

La industria cosmética lleva años bombardeándonos con la idea de que el sol es el enemigo número uno de nuestra piel. La solución que nos ofrecen: bañarnos en SPF 50 todos los días para evitar daños irreparables. Pero, ¿y si te dijera que esta obsesión por la protección solar puede estar privándonos de beneficios esenciales que el sol tiene para nuestra salud? Hoy, me pongo seria y te invito a reflexionar sobre esta cuestión que como facialista considero fundamental.

¿Realmente necesitamos protector solar todos los días?

El protector solar es indispensable para prevenir el fotoenvejecimiento, las quemaduras y el riesgo de cáncer de piel. Sin embargo, el uso indiscriminado y excesivo de SPF 50 puede tener efectos secundarios que no siempre se consideran. El sol no solo es ese “enemigo” que debemos temer, sino que también es una fuente vital de energía que desempeña un papel clave en nuestra salud, principalmente en la síntesis de vitamina D.
 

¿Qué es la vitamina D y por qué es tan importante?

La vitamina D es crucial para nuestro sistema inmunológico, la salud de nuestros huesos y muchos procesos metabólicos esenciales. Y la principal fuente natural de esta vitamina es la radiación solar. Cuando protegemos nuestra piel de manera excesiva y sin criterio, bloqueamos los rayos UV que estimulan la producción de esta vitamina en la piel. ¡Necesitamos sintetizarla!
 
¿El resultado? Carencias que pueden afectar gravemente a nuestra salud, provocando desde debilidad ósea hasta problemas de inmunidad. En algunos casos, la falta de vitamina D se ha relacionado con enfermedades crónicas como la osteoporosis y el aumento de infecciones. Entonces, la pregunta es clara: ¿nos estamos protegiendo de más?

El equilibrio entre protección y exposición

El bronceado, tan demonizado por algunos sectores de la cosmética, es en realidad una respuesta protectora adaptativa de la piel. Cuando nuestra piel se expone al sol de manera moderada, activa mecanismos de defensa como el bronceado, que actúan como una barrera natural contra los daños solares. Por supuesto, no hablamos de tirarse horas al sol sin protección, pero una exposición moderada puede traer más beneficios que perjuicios.
 
No se trata de abandonar el protector solar, ni mucho menos. La clave está en usar la protección de manera inteligente. No siempre es necesario aplicar SPF 50, especialmente en días en los que no estamos expuestos directamente al sol por largos periodos de tiempo. Adaptar el factor de protección solar a las necesidades específicas de nuestra actividad diaria, la estacionalidad y el tipo de piel es crucial. Por ejemplo, en días nublados o en interiores, un factor mineral natural de +6 o +8 puede ser más que suficiente.
 
Conclusión: el protector solar debe ser nuestro aliado, no nuestro enemigo. Usémoslo con cabeza, no por miedo.
 

El protector solar en el libre mercado cosmético

El acceso libre y descontrolado a productos cosméticos ha llevado a un uso indiscriminado de estos sin la debida información. El protector solar no escapa a esta realidad. Comprar un SPF 50 online es más fácil que nunca, pero, ¿quién asesora al usuario sobre su uso correcto? Este es uno de los puntos clave donde las profesionales de la estética debemos intervenir.
 
Como facialista, es nuestra responsabilidad educar a nuestros clientes sobre cómo proteger su piel sin comprometer otros aspectos esenciales de su salud. La información es poder, y hoy más que nunca, la educación en protección solar debe ir más allá de simplemente vender un producto.
 
El sol no es el enemigo, el mal uso de la protección solar sí puede serlo. Como profesionales, nuestra responsabilidad es educar y guiar a nuestros clientes para que tomen decisiones informadas y seguras sobre su salud cutánea. Si quieres profundizar más en estos temas y ser una referencia en tu sector, es hora de que te formes a otro nivel.
 
 
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